Una de las críticas más constantes al feminismo radical es que negamos la “agencia” de las mujeres, agencia significa toma de decisiones en el contexto que una tiene a pesar de la violencia estructural. No me encanta el término porque lo aprendí de los estudios posmodernos en la academia patriarcal, recuerdo que lo usábamos en los estudios sociológicos sobre “agencia juvenil”, es decir, la capacidad de rehacer cosas en el espacio digamos “destinado”. Por ejemplo, para esos estudios, era “agencia” que los hombres jóvenes graffitearan bardas en la calle, ya que la sociedad les excluía de la participación formal, destinándolos a las calles, así que ellos las ocupaban y las reinventaban y a eso le llamaban “agencia”. Si les soy sincera tengo mis dudas con “agencia” porque esos jóvenes varones son dueños del espacio público de acuerdo a la sociedad patriarcal, que pinten, se vomiten u orinen da igual, es un poder histórico ejercido sobre las mujeres a través de este marcaje de territorio y propiedad en la comunidad/ciudad, así que “agencia” entonces solo es ejercer el poder de macho de su lugar de vida según los sistemas de opresiones, es decir, al final agencia es vivir las opresiones que te corresponden y también las legitimaciones que te libran de otras opresiones y que a los hombres colocan en un lugar donde ejercen violencia sobre mujeres, todo esto desde una aparente “decisión personal”, pero ojo aquí, las estructuras no se modifican ni cambia la sociedad porque tu “decisión” que crees “única y original y revolucionaria” es lo que esperaba la estructura que hicieras y lo haces, pero le pones colorcito, le cambias el nombre, cambias poquito las formas. Ahora bien, cuando las feministas lesboseparatistas radicales analizamos que la toma de decisiones que hacemos está supeditado a la sociedad patriarcal, o sea, que cuando dices que es feminista usar labial, tener parejas hombres, hacer trabajo no remunerado en nombre de amor a los hombres, en realidad no tiene nada de liberador sino que es violencia patriarcal de siempre, nos acusan de negar la “agencia”, pero yo que entiendo que agencia es vivir las opresiones destinadas, les puedo decir que no niego la agencia, agencia sí tienen, lo que niego es que eso signifique un cambio estructural o un cambio en la vida de una misma. Maquillar las opresiones o tener “agencia” en el discurso posmoderno no significa nada más que defender al patriarcado con la propia cuerpa. Y eso, amigas, no es feminismo.
Ahora, aquí es cuando tengo que aclarar que si bien para el feminismo separatista más radical no basta con maquillar las opresiones, no significa que creamos que derrocar al patriarcado no sea posible, lo que decimos es que es más complejo de lo que el propio sistema nos está poniendo, conlleva mucho trabajo, mucho más que cambiar el color del labial que usan o dejar que pongan precio a las partes de nuestro cuerpo, esas son trampas, lo que necesitamos es un montón de trabajo colectivo, complejo, rudo, intenso y amoroso entre nosotras, pero eso no estamos acostumbradas a escuchar, queremos pensar que sin movernos, sin modificarnos esto se va a caer y eso es una tontería.