Rompamos la ilusión

¿Sabes que una de las máximas del patriarcado es que lo que nos hizo un hombre es solo a nosotras y no tenemos derecho a quitarle ese sueño a otras mujeres? Por eso una mujer abusada no lo cuenta. Por eso cuando el padre engaña a la madre, la madre no lo cuenta a la hija porque no debe quitarle la venda a su hija, porque lo que hizo se lo hizo a la madre, no a su hija, pero sí nos lo hacen a nosotras, los engaños de los padres a nuestras madres es violencia a nosotras, somos la piel de nuestras madres, su fuerza, su alegría. Lo mismo con el abuelo. Los hermanos. Los tíos. Los profesores. Etcétera. Las mujeres alrededor no tienen que quitarnos la venda y si lo hacen:
¡mentirosas! ¡no hables así de mi abuelo sacrosanto! ¡tú lo maltratas! ¡mi padre es dios, tú nunca lo quisiste!
¿De cuántas vendas estamos hechas? ¿De cuántos silencios de mujeres que nos cuidan que aún los queramos a pesar de ellas? Es tiempo de querernos, amar a las que callaron, a las que obligaron a callar, a las que nos obligaron a callar.

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