Una compañera atenta, en medio de una sesión de curso, me preguntó con curiosidad si en serio yo creía que el patriarcado un día iba a caer. ¡Pues claro! Y luego noté la sorpresa de varias, no solo en ese grupo, en varios con los que trabajo que con el paso de los días me preguntaban cosas similares. ¿Cómo? ¿Ustedas no creen que vamos a derrocar al patriarcado? ¿Entonces para qué leen esto? –señalé las hojas engrapadas que leíamos en voz alta– ¿o sea que son consumidoras de teoría y ya? recuerdo que dije con sorpresa también sincera, mientras ellas me veían atónitas ante mi ocurrente optimismo. Entre más conozco la historia de las mujeres, más me convenzo de que a pesar de la opresión, de forzarnos a enemistarnos entre nosotras, a pesar de que cuentan con armas y leyes para forzarnos a estar con ellos, basta muy poco para que volvamos a encontrarnos nosotras y eso solo habla de la potente rebelión de la que estamos hechas. Si yo pensara que no se puede hacer nada, ¿para qué escribir? ¿para qué soñar? ¿para qué hacer talleres? ¿para qué alzar la voz? ¿Para qué leer teoría feminista? Yo pienso que lo vamos a lograr, no así con estas circunstancias, no así con esta organización, pero sí con un plan de acción, con colectividad, con lesbiandad, con amor entre nosotras y profundo respeto a la vida y cuerpa de cada una. La verdad yo sí creo que lAs niñAs van a crecer en una munda que estamos construyendo como continuidad a miles de años de resistencia que nos dejaron las ancestras, de que nos va a costar (nos está costando) pues sí, como a todas, como a las abuelas, como a nuestras madres, de que lo vamos a ver, pues ya estamos viendo pinceladas en el cielo. ¿O cómo? ¿Ustedas no creen que vamos a derrocar al patriarcado? ¿Entonces para qué leen esto?