Poder útera

Desde los tiempos patriarcales, los hombres han querido emular, alcanzar, imitar la capacidad de parir de las mujeres. Algunos ataron cuerdas a sus testículos mientras una mujer paría para poder alcanzar la divinidad de ellas. Otros intervinieron los cuerpos de las mujeres con cesáreas y cortes para adjudicar a sus manos el poder de parir de las mujeres. Muchos más, desollaban mujeres y vestían su piel esperando que alguna diosa los confundiera y les otorgara el poder de ellas. Otros más, vestían las faldas de ellas en las ritualidades para hacerse pasar por nosotras y rendían pleitesía bailando largas jornadas nocturnas, tratando de confundir a la tierra y a las estrellas. La gran mayoría tuvo que conformarse con inventar apellidos y cortarnos los cordones umbilicales. Pero nunca lo han logrado ni lo lograrán ser nosotras. No pueden crear vida y todo lo que tocan lo destruyen, son necrófilos, pedófilos y feminicidas por convicción histórica. En la actualidad, hay algunos hombres que se ponen falsas toallas femeninas e inventan tener un cólico menstrual, pero su cuerpo es inerte y no puede crear nada, les queda la teatralidad, pero ya no confunden a nadie. Su único rol sería admirarnos no sin antes desaparecer.

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