Los sistemas de opresión han sido instalados históricamente en la sociedad, son pesados engranajes que definen las reglas: hombres sobre mujeres, la gente blanca sobre la gente racializada, los ricos sobre la gente que empobrecen; el resumen: mujeres explotadas por todos los fines patriarcales. La maquinaria es pesada, hecha de hierro oxidado, se trata de una plancha gigante que parece indestructible, sin embargo, hay agujeros grandes en esa plancha, así que aunque la plancha aplasta, por los agujeros no, hay agujeros que existen desde el inicio de la maquinaria porque ninguna maquinaria es perfecta, y hay otros que hicieron nuestras ancestras, así que aunque aplasta, hay lugares de oxígeno, me los imagino circulares. Esos lugares airosos son al inicio un escape, pero apenas nos damos cuenta de su potencial, son las grietas desde donde se desmantela todo. Por ejemplo, la plancha aplasta sobre las mujeres, se supone que debíamos estar siempre preocupadas por nuestra imagen o la limpieza, pero puedes no hacerlo, hay un agujero en la plancha donde puedes no hacerlo como te exigieron. Otro ejemplo es la culpa, todo lo que no cumplas en el patriarcado debes vivirlo con mucha culpa y dolor, pero puedes no hacerlo ya que hay un agujero que dejaron las que nos antecedieron, al final nadie puede ir adentro de ti para vigilar que realmente estés sintiendo culpa o no. Otro ejemplo es la lesbiandad, se supone que debías creerte el cuento de que has nacido para ser esclavizada por los hombres por una especie de «instinto biológico» de la opresión, pero puedes cuestionártelo y elegir la lesbiandad. Aunque la plancha aplaste, hay agujeros potentes gracias a las ancestras, una vez que los encontramos y comenzamos a vivirlos, no se trata de acurrucarnos ahí solo a ratitos, porque además hay castigo por encontrar esos lugares, nos toca agrietar la maquinaria como quien aprovecha un agujerito en una bolsa plástica para abrirla toda.
