Suelo mirar youtubers en mis ratos libres ya por desidia ya porque creo que mirarles es analizar los mensajes del capitalismo y patriarcado para las nuevas generaciones. En un cumpleaños, el número 21 de una muy joven actriz, los hombres que ella llama «amigos» se acercan formando un círculo y comienzan a besarle la cabeza con mucha fuerza, al mismo tiempo. «Es un simulacro de violación tumultuaria», me dije entendiendo en voz quedita lo que estaba ocurriendo mientras la escena avanzaba en el video. La actriz ríe, pero se ve incómoda, se safa a ratos y no la dejan salir, finalmente sale. Existe esta foto de mi prepa, tenía 15 años aún. Era el rally ecológico del primer año, un evento donde aún salen por las calles de Tehuacán a recoger basura para finalmente llegar a un balneario. ¿Ven lo que yo veo? Me tomaron entre varios hombres jóvenes contra mi voluntad, parece que río en la foto, recuerdo que lo hice, debe ser así, ¿no?, o quizá quiero imaginar que lo hacía y en la foto sufría con enojo con todas sus letras, se ve que sostengo mi pantalón temiendo que se me saliera o me lo sacaran, recuerdo la angustia de no poder poseer mi propio cuerpo, me aventaron en ese juego aparentemente infantil a una alberca, entre todos, mostrando la fuerza con la que podían hacer mi cuerpo un trapo, hubo hasta alguien que le dio tiempo de sacar una foto mientras yo estaba desposeída de mi fuerza. Me la acaba de enviar mi hermana que ahora mismo hurga en mis recuerdos porque mamá está redistribuyendo todo en un acto de poder amazónico que siempre la ha caracterizado. Estoy impactada con toda la carga de violencia misógina y feminicida que hay tras un aparente recuerdo de candor y nostalgia adolescente. ¿Cuántos simulacros de violaciones tumultuarias vivimos? ¿De cuánta misoginia somos sobrevivientes?
