El patriarcado de inicio es inerte, las mujeres nunca lo cobijamos como propio ni tampoco posee vida alguna, ¿o creerás que tu abuela se despertaba convencida cada mañana de estar viviendo con el rey de señores? ¿crees que ella se sabía inferior por vocación? Imposible, no estaríamos vivas ahora.
El patriarcado fue para nosotras, desde el inicio, un bulto inerte que nos asfixió. No es que nos estemos dando cuenta hoy que no tiene vida, es que ya lo sabíamos desde las ancestras, por eso debemos regresar sobre sus pasos para continuar sus luchas.
Si no echas raíces, si no vuelves sobre la colectividad, corres el riesgo de sentir que estás descubriendo el hilo negro en una plática de té, y no es que tenga algo malo un delicioso té con las amigas, es que si no echas raíces en las rebeldías de tus ancestras, corres el riesgo de creer que tus abuelas eran creyentes del sistema que las oprimió, pero eso es algo que el patriarcado te enseñó a ti sobre ellas, aprendiste a dibujarlas como caricaturas aburridas y obedientes, y no es verdad, creyente del sistema de hombres, ninguna de tus abuelas fue.