Cochinilla

Vivo con una beba de cara ancha, ojos negros, de nariz pequeña y orejas atentas. Se despierta produciendo el sonido de un elefante, que intercala con un toro furibundo y, minutos después, con el aleteo de un pingüino, así pide paseos rápidos en el movil humano que cruce por ahí, alguna tía o una abuela. Toma leche de mis senos y la escucho casi ahogarse por la rapidez con que succiona, nada evita las palmaditas que le doy en la espalda más tarde, tosiendo la leche con sus ojos almendrados bien abiertos, espantada. Cuando llega la hora de su llanto, su cara se ensancha todavía más y me dan ganas de admirarla sin hacer nada, quizá congelarla en una foto de buena calidad para clavarla en alguna pared, pero la atiendo angustiada de inmediato: más leche, más brazos, más siesta. Anoche estrenó una nueva fase, cuando se frustra, trata de sentarse pujando como cochinilla, se pone roja y emite sonidos de muina, similares a cuando mi perro Benito quiere atacar a un grandulón. Siwuatl aún no tiene edad para sostener su cabeza, pero si se comprime como escarabajo, parece que en cualquier momento se sentará y se irá, quizá hasta azotaría la puerta en su rabia y yo me quedaría con una pena muy grande de tener una hija mala malota. La abuela dice que eso ya es un conato de berrinche, los manuales de crianza del tiktok ya me habían explicado que no pueden manejar sus emociones, aunque nadie me dijo que a las semanas de nacida, ya vería esto, a una diminuta Hulk cachetona. Me gusta creer que son ambas cosas, es claro que Siwuatl no sabe qué hacer con su frustración en un cuerpo que aún no le da para levantarse e ir a dónde quiera, pero también es una forma de comunicarse, se sabe observada y amada, por eso se da el lujo de moverse como escarabajo color jitomate y amenazar con pararse de su cama con sus menos de dos meses de nacida. Estos últimos días ya dice «abu», lo que es lo mismo que «agu», sin rumbo ni sentido, pero comienza a balbucear, espero que las palabras nos ahorren cochinillas del futuro y puertas azotadas.

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