Mujeres de alto valor

Esta semana, una mujer joven subió un tiktok hablando sobre ser mujer de «alto valor», no recuerdo bien sus palabras, y explicaba que para ella es indispensable que los hombres con los que tiene relaciones afectivas, le paguen tal o cual comodidad: Vivir en ciertas zonas, Polanco, por ejemplo, comer en cuales restaurantes, ir a tantos viajes. Su postura es evidentemente de la escuela conservadora y tenemos recuerdo de eso en frases antiguas como: «Date a desear» o «no seas una regalada».
Muchas mujeres en Twitter empezaron a criticarla con agobio, entre ellas bastantes cuirs (simplemente porque son la mayoría en la red, caracterizada por población universitaria), argumentando que eso es «clasismo». Y me pareció bien interesante porque ambas posturas, la cuir y la conservadora, son la misma, es decir, se trata de conservadurismo del patriarcado.
Primero, la joven del tiktok tiene un acierto, aunque quizá no lo sepa, ella sabe que todas las mujeres tenemos un precio puesto por los hombres, se llama patriarcado, sin embargo, ella cree que es «amor», pero intuitivamente trata de «equilibrar la balanza» solicitando tales comodidades, las cuales son migajas, apenas un accesorio con que adornan los hombres a su adquisición verdadera que es ella.
Y por otro lado, las cuirs agobiadas, le recriminaban su clasismo: «A mí con que me inviten unos tacos», «si solo puedes relacionarte con hombres ricos, eres clasista». Sí, como lo leen, la chicas también jóvenes le recriminaban su precio alto y le pedían bajarlo, otras más, hablaban de cómo ellas han hecho muchas cosas gratis por amor a los hombres y se sentían orgullosas, como para invitarla a seguir su ejemplo.
Me sorprendí porque son ellas, las cuirs, quienes suelen andar con bandera de «listas» por poner a la explotación sexual sobre su cuerpo, un precio, cosa que ellas no eligen, pero que sienten que sí: «Las abolicionistas nos piden estar gratis con hombres en matrimonio, nosotras lo hacemos con cobro», «para mí el coñ0 no es sagrado, con esto trabajo», es decir, también asumen que hay un precio por ellas y también ponen precio, mejor dicho, sienten que lo hacen, al igual que la joven que criticaban.
El engaño en ambos casos, la postura conservadora y la postura cuir, que insisto que es la misma, es que ninguna está definiendo la relación mercantil porque esa ya está dada por el patriarcado, se llama régimen heterosexual, no importa que le llamen amor o trabajo, no por eso desaparece; y tampoco están poniendo ningún precio, el objeto no define su precio, solo el comprador.
Ustedas dirán, bueno, y Luisa qué propone, lo de siempre, ya saben, volverse lesbianas, dejarnos de relacionar con ellos, dejar de creer que se puede equilibrar la balanza conviviendo con el opresor, cuando al opresor llanamente: se-le-destruye.

Deja una respuesta