Me la paso imaginando ejemplos para mis compañeras en las sesiones. Hoy en la necesidad de no ser revuelta me salió este. Se los comparto, aunque advierto que es sobre lo que escribo siempre, la cooptación del feminismo por el patriarcado:
En las instituciones del patriarcado, en la academia, en el mercado, estamos en una gran rosticería. Parece que sirve estar ahí porque te dan comida, bequitas, dinero, reconocimiento. Cuando a los pollos los van a asesinar para comer, los alimentan en vida, los inflan de comida basura, pero después los matan para ser rostizados.
Estamos felices recibiendo su comida basura y pensando que a nosotras no nos matarán aunque lo veamos a diario. A ratos nos hacemos las listas creyendo que comeremos antes de escapar, pero si seguimos comiendo su basura, no hay movimiento porque tus patas están quebradas. Algunas, sin embargo, son lo suficientemente cínicas como para llevar más mujeres al rostizador que manejan los hombres, a costa de engaños, le llaman feminismo, pero es pura masacre, le dicen «mira, aquí hay comida», «aquí no pasarás hambre», «aquí puedes tener esta beca», «se puede cambiar al sistema por dentro», «trabaja en esta institución», lo que no les dicen es lo que viene después.
Otras compañeras tienen buen corazón y buenas intenciones, pero aprendieron a usar el rostizador como única forma de vida, ellas quieren seguir vivas usando el rostizador, piensan que si le quitan el fuego, podría ser un paseo, piensan que si ahorran para el rostizador tendríamos casi todo ganado, pero el rostizador no sirve para que nosotras caminemos por ahí, es un estorbo, a eso se refería Lorde con «las herramientas del amo no desmantelan la casa del amo», son las que con su taller autogestivo le dicen a otras que «el género se puede elegir», son las que elaboran críticas en ciertas cosas, pero al final te dicen «puedes tener novio y ser radical»…