Mucho se ha escrito desde el feminismo sobre la distinción mente/cuerpo como un estratagema patriarcal en la fundación del capitalismo para lograr someter el cuerpo y volverlo máquina. No todo cuerpo vive el mismo sometimiento, el cuerpo sexuado de las mujeres es destazado para sacarle el jugo de la acumulación a través del trabajo obligado y gratuito de ellas, que sostiene toda la maquinaria, lo que incluye violaciones y correspondientes embarazos. Esta distinción mente/cuerpo solo opera a niveles funcionales para la explotación, lo que nos puede hacer creer que una cosa es que lo que «pienso» y otra lo que «siento», o una cosa es lo que «sé» y otra cosa es «mi cuerpo». Pero la mujeres desde hace milenios saben bien a bien que somos cuerpa entera, no estamos fragmentadas, pensar es sentir, saber es cuerpo, memoria es movimiento, poco a poco volvemos a nuestras raíces, aunque nos cueste de inicio sabemos que el camino es volvernos a saber enteras, sentirnos enteras. Sin embargo, ha habido otra distinción que se ha dejado de lado en el análisis feminista, y que igual es resultado del patriarcado, la distinción crear/luchar, de nueva cuenta, el patriarcado dispone que creamos que: o puedes luchar o puedes crear, pero no ambas, esto es funcional porque entonces aquellas que luchan, pueden llegar a creer que no tienen la potencialidad de crear, o aquellas que crean que no tienen la potencialidad de luchar, pero es falso, quiero decir, es muy raro que alguna mujer llegue a creer eso, en la vida cotidiana hemos sabido detectar que la distinción luchar/crear no existe, hemos podido comprobar que tenemos que luchar contra los feminicidas al mismo tiempo que creamos rutas de vida entre nosotras. Leo con sorpresa que muchas compañeras pueden criticar la distinción mente/cuerpo y develarla como un estratagema patriarcal, pero luego son muchas de las mismas, las que siguen creyendo que crear y luchar son cosas separadas. ¿Desde qué mundo hablarán?
