El violador eres tú

Hay algo que aprendí con el tiempo –y me costó aprenderlo– cuando no compartes ni dialogas con más mujeres de manera amorosa y constante, parece que todo nos sobrepasará: nos sobrepasan las acciones heterosexuales y neoliberales que hoy se llaman feminismo, nos sobrepasa que bailen las mujeres en plazas, nos sobrepasa la tibieza, nos sobrepasa que haya tanta hetesexualidad, nos sobrepasa la cooptación. Claro que hay que criticarlas, ¡yo amo criticar! «eso es neoliberalismo», «eso es posmo», «eso es una falsa salida», «por ahí no», «eso es ideología transcuir», «eso es feminicida», son mis frases comunes porque son necesarias decirlas, pero ¿dejar que el análisis del daño patriarcal nos sobrepase emocionalmente? ¿para qué? Para mí es una oportunidad de profundizar a lado de otras, de encontrarnos, de mirarnos con nuevos pretextos, y seguramente conocer nuevas compañeras.

Esto que escribo no significa ceder la crítica –porque repito, la crítica es importante, es necesaria, es vital, acá entre nos, es de mis actividades favoritas, pero lo repito porque no sobra decirlo ante malas interpretaciones– lo que yo estoy diciendo es que no hay que dejar que nos sobrepase lo que hacen otras, tiene que ser un empuje para nuestra organización, para la creación, la creación entre mujeres es una actividad altamente lésbica: reúnete con tus amigas, abraza más, cuestiónate la heterosexualidad y el racismo, alesbianémonos juntas con más, no nos van a detener por mucho que vuelvan cada vez más light el movimiento de las mujeres y por mucho que la derecha siga infiltrada en un falso radicalismo que está impulsando leyes que responden a sus jerarcas.

No nos van a detener porque muchísimas mujeres salgan a bailar de manera honesta, lo que nos toca es mucha chamba, mucha sanación, mucho encuentro, mucho amor entre nosotras, muchísimo alesbianamiento en donde nuestra historia seamos nosotras: nuestras ancestras, nuestras utopías, nuestro separatismo, nuestras vulvas, nuestros úteros, nuestros ovarios, nuestros clítoris, nuestra ginealogía.

Antes, cuando no contaba con diálogo amoroso y constante con otras mujeres, dejaba que me sobrepasara el colapso del mundo, pero ahora me da empuje, empuje para dialogar más, para compartirnos más, para tomar más responsabilidad sobre mis emociones y misoginia interna, para tomar más fuerza para crear juntas, para hacernos más lesbianas, porque siempre se puede ser más lesbiana lesbofeminista radical separatista ¿y saben qué pasa ahora que no me sobrepasa? que me permito ser feliz a lado de otras, con nuestros modos lésbicos y nuestros sueños lésbicos. Recomiendo que no perdamos la esperanza.

Deja una respuesta