Tengo miedo de decir que me gusta el frío porque ahora mismo hay mujeres sin cobijo, en la cárcel, en las calles, escapando de un violador. Tengo miedo de decir que me gusta septiembre porque el sol se empieza a poner quemado y hace frío a la vez, como platillo agridulce, pero hay pandemia, muerte y mucha incertidumbre. Pero en los septiembres inician cosas. Me gustan los días. Porque hoy vi a mis amigas y comimos pan recién horneado. Pastel de chocolate. Y barrimos por turnos un piso encucarachado. También hubo tai chi, regaños amorosos y jugo verde. El picnic con distancia, la incómoda distancia, pero feliz.