Yo sé quién soy, una mujer latinoamericana, de la mera Abya Yala, nacida de Estrella, mujer poderosa y sabia, que me parió en Tehuacán, una zona de calor del semidesierto, en la casa de su madre, en el cuarto junto a los chivos. A mí no me van a venir a asustar con que «discrimino» hombres, así lleven labial pues yo sé quién soy, vengo de mi abuela Amelia, obligada a parir once hijos e hijas, a quien conocí en el calor del comal y en el lavadero eterno donde talló la ropa de sus hijos varones hasta casi morir. Las únicas veces que viajé fuera del país fue porque me contrataron para dos talleres de un día, no conozco mucho, la playa la conocí a los 20 por una beca que me dio la UNAM. Mi madre aún vende memelas por las noches y estamos juntando para poner techo en la casa y que ya no se filtre la lluvia donde vive con mi hermana. ¿Ustedes creen que estoy preocupada porque un señor con vestido diga que lo «discrimino»? Si no supiera quién soy, temería, diría que con mis palabras escritas lo estoy amedrentando, como si pudiera olvidar que él es dueño de su cuerpo, que él puede matarme cualquier día y nadie haría nada. Si le digo hombre con vestido es porque es autodefensa, porque no voy a permitir que pasen sobre la historia de las mujeres y mis ancestras.