Las reflexiones lesbofeministas son fuertísimas, pero hay que aterrizarlas tranquilas adentro de nosotras. Lo primero que podrías sentir es asombro por la violencia que ejercen los hombres, luego coraje, después quizá venga un estado de mucha culpa, es por la religión patriarcal, te sentirás culpable, sentirás que fuiste tonta, que cómo no te diste cuenta, que cómo no supiste, tienes que parar, cuando analices y empieces con un «cómo lo permití», «cómo es que no me di cuenta», te vas a sentir mal y llorar, pero por ahí no sigas, por ahí no es, sí se vale llorar, claro, pero lo estás traduciendo todo en culpa patriarcal, pongámonos serias, ¿le dirías a una mujer que es su culpa haber sido violada?, ¿que es su culpa su propio feminicidio?, claro que no, sabes que fue estructural, que hay un sistema histórico, que todo está dispuesto para que ocurra, que no depende de buenas voluntades ni de mujeres inteligentes, que la manipulación es impresionante, que el despojo que hacen los hombres de nosotras lo cometen con gran gozo, así que recuérdalo cuando empieces a sentir culpa, recuerda que por ahí no es, toma un descanso, piensa en otra cosa y luego, vuelve a sentir con profundo respeto y amor a ti.
