Ser manada

Tengo dos perros que ahora actúan como manada, son un grupo de delincuentes que echan bronca a perros y a gente. Ha sido muy vergonzoso pasar de ser la que lleva un perrito que parece un peluche mal peinado, a ser la señora que lleva los perros escandalosos, quien llegó apenas fue un perrito grande.
Ayer descubrí que mi perro más grande es temeroso con los otros perros y por eso les ladra, un perrito diminuto lo persiguió sin control mientras él pedía ayuda. Mi perro es el famoso «perro que ladra no muerde», va nervioso. Apenas lo rescatamos de la calle, nos siguió cuadras y no tuve más remedio que ponerle una correa y traerlo a casa, quién sabe qué habrá vivido ni cuál es su historia.
Yo a veces suelo dejar jugar al perro chico con otro perros y sigo con mi perro grande muy cerca de mí para que no vaya a espantar a nadie, si les confieso, a veces creo que son prejuicios, pero luego no está de más cuidarnos. Las señoras me han ayudado. Las señoras que también llevan manadas.
La otra mañana una señora con una manada de tres perros me dijo que confiara, me explicó que ahora son manada y que se comportan como manada «mira, ve a mis perritas, solo ladran si una lo hace, y si una se tranquiliza, todas se tranquilizan, deja que tus perros confíen en ellas» mis perros las olieron, les ladraron como desquiciados, ellas les ladraron de vuelta como guerreras y luego todo mundo jugaron. Fiuf, esa mujer lesbiana, porque obviamente era una lesbiana de cangurera como yo, me salvó esa mañana.
Un día después me encontré a «la señora de los bombones», es una señora mayor que lleva siete u ocho perros grandes, enormes, gordos y blancos. La gente la odia, pero yo le tengo un profundo respeto, camina como una emperadora mientras siete bolas la siguen, lentos, rimbombantes, silenciosos. Ella miró a mi perro grande, me dijo, «es enojón, pero déjalo que conviva con mis perros y se le quita», dado que dio autorización, mi perro olió a los otros y convivió tranquilamente, «¿ves? todo está bien» y siguió avanzando como señora de las nubes mientras yo y mis perros la veíamos despedirse, como rocas estáticas en el pasillo.
También nos hicimos amigas de Jerry, él es un perro diminuto que a mis perros les cae bien, la humana de Jerry es una mujer lesbiana muy madrugadora, siempre que la veo le cuento que apenas adopté a mi perro grande y que no lo conozco muy bien y ella siempre me explica que no pasa nada, que Jerry es buen perrito. Jerry fue quien espantó a mi perro grande y lo siguió atemorizándolo, Jerry nos cae bien, además es cojito de una pata.
Yo aún no puedo manejar mi recién manada de perros, no entiendo por qué mi perro grande actúa como actúa y me avergüenza salir con ese escándalo a la calle, pero las señoras, las mujeres una vez más, me van salvando, me explican que las manadas son distintas, se acercan y encantan a los perros, huelen mi desesperación y me contienen, también mis amigas por whatsapp me mandan mensajes de sus experiencias, me tranquilizan, respiro, qué complicado es tener animalitos que debían ser libres en un mundo sin patriarcado ni capitalismo…

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