El pensamiento posmoderno basa sus teorizaciones en «el juego de la caja».
Para Butler:
El mundo ha creado una caja donde categorizaron en «identidades» a hombres y mujeres. Imaginen una caja y allá adentro escriban dos papelitos «hombres» y «mujeres». Si queremos que esto no exista, las posmo dicen que no podemos reconocernos en el papelito que dice «mujeres» porque eso sería «reforzar» lo que queremos acabar. Entonces proponen sacar los papelitos en un acto voluntario y romper los papelitos: «dinamitar género», «expandir el género». Listo, se resolvió todo.
Para las decoloniales:
Europa ha creado una caja donde categorizaron a hombres y mujeres a través de la «colonialidad de género». Imaginen una caja y allá adentro escriban dos papelitos «hombres» y «mujeres». Si queremos que esto no exista, las decoloniales dicen que no podemos reconocernos en el papelito «mujeres» porque es una categoría creada por la colonialidad (según su evidencia y teorización). Entonces proponen sacar los papelitos en un acto voluntario y romper los papelitos para romper la «colonialidad de género». Listo, se resolvió todo.
¿Qué podemos observar en ambas lógicas que son la misma?
1. Primero, que las categorizaciones no son caprichos ni papelitos, son resultado de guerras, en este caso, una guerra ginocida emprendida por los hombres hace miles de años. La guerra en ambos casos no es relatada, la ignoran por completo, o más bien, la esconden.
2. Segundo, si los papelitos pueden salir de la caja por simple voluntad, entonces no están analizando la opresión. De otra forma, «por puras ganas de ser mujer, es que nos matan» porque de otra forma «ya hubiéramos elegido no ser mujeres». Si esto es así, amigas, bastaría dejar de «sentirse» mujeres para ganar inmunidad en el sistema feminicida, pero sabemos, es una mentira.
3. Tercero, los papelitos que ellas imaginan, no son categorías a la par, son hombres violando mujeres, hombres asesinando mujeres. ¿Quieres acabar con eso sin acabar con el opresor? Estás trabajando a favor de los feminicidas.
4. Cuarto, su propuesta se centra en dibujar un afuera por dentro de la caja, como ya se ha dicho, primero, no son papelitos, pero si partes de esta mentira y crees que son «papelitos», entonces imaginarás que basta usar ropa colorida para salir volando de la caja y en el aire, volverte otro «papelito» que existe por fuera de la caja. Pero un hombre con vestido (operaciones, tratamientos hormonales, etcétera) sigue teniendo propiedad de las mujeres a su alrededor.
5. Quinto, ahora sí pongámonos serias, para acabar con el orden de la caja, que no es una caja flotando en el vacío, es el sistema patriarcal resultado de guerras autoría de hombres, las mujeres se tienen que reconocer mujeres desde su historia, lo cual implica entender que no solo somos lo que hicieron de nosotras, sino que somos el afuera de ese sistema patriarcal (léase Pisano), esto significa que nunca fuimos definidas por ellos, por eso no reforzamos su sistema al reconocernos mujeres, tenemos historia ancestral y milenaria por fuera de ellos; una vez entendido esto, a continuación, toca organizarnos (mejor dicho: continuar con la lucha de nuestras ancestras en nuestra ginealogía) para acabarlos. Si no los acabas, no podremos existir en libertad. Por muchas reuniones entre nosotras desde el amor, el feminicida no logra desaparecer por arte de magia, la organización colectiva es toda la clave, pero tiene que ser una organización desde nuestras reglas, desde nuestra historia ginocéntrica.
¿Por qué el enfoque posmoderno insiste en el «juego de la caja» como el aporte más «sesudo» de todos los tiempos? Porque «el juego de la caja» es una trampa para evitar la organización colectiva de las mujeres, para eso sirve el enfoque posmoderno: para evitar que las mujeres se organicen, se amen y se liberen desde sí mismas.