A veces daría cualquier cosa por ser la chavita que iba a conciertos reggae y ska, en medio de polvaredas y mares de gente. Traía un cabello aún más largo del que tengo hoy, mi cara infantilosa, los jeans azules de mujer joven, bailaba sin preocupaciones aún sola porque nadie quería acompañarme a esos lugares, no veía tanto futuro y parecía que el tiempo se iba a quedar estancado por siempre, pero luego la vida vino con su embestida, la enfermedad ajena, los anuncios de muerte, no tener dinero ni para comer, reunir las rentas eternas, la heterosexualidad de la que sí se sale, y luego por fin esta tranquilidad. Y saben, no, no quisiera volver al punto uno de la pesadilla, ya acabó, ya pasó, ya es otro tiempo, qué bueno, no quiero volver a ser la chavita que iba a conciertos de reggae y ska, en medio de polvaredas y mares de hombres.