No sé de dónde viene la creencia de que toda mujer se siente cómoda con su cuerpo en la pubertad. A mí me daba terror que me crecieran los senos, me causaba mucha incomodidad que las otras mujeres, las adultas, parecieran tan cómodas con una protuberancia en el pecho. Sé que hay mujeres que fantasearon con tener senos y se colocaban calcetines jugando, pero al menos para mí, esto sucedió mucho más tarde. Cuando mis senos comenzaron a erupcionar, los odiaba, los ocultaba en un largo suéter, me ponía la mochila frente a mí, no quería este cuerpo, estos senos, este volumen que ahora causaba que los hombres me miraran. Soy leal con mi yo en la pubertad y sé que ella no quería tener senos. Sé que lo aprendió años después, cuando empecé a admirar la silueta de las mujeres a modo de imitación por ahí de los años de prepa. He tenido senos pequeños la mayor parte de mi vida, en la universidad me colocaba mi gran melena frente a mí para ocultar mis senos, todavía me siento protegida haciéndolo. Por fortuna nunca tuve cadera ni cintura remarcadas, así que fui un barrilito sin mucha forma, aunque deseaba para entonces haber tenido una silueta «femenina», la verdad me sentía muy feliz por no tenerla y poderme ocultar en mi ropa. Ya hoy acepto mis senos, mi cuerpo con sus formas propias y todavía no me sale tan bien. Así que cuando escucho que algunas creen que «la mayoría» estábamos «conformes» con nuestro cuerpo en la pubertad, y que «solo ellas» por cierta patologización médica no querían tener senos ni tener su cuerpo de mujer, pienso que saben muy poco de la historia de las mujeres porque lo pasamos todas y lo sentimos todas, y las que digan que no: o ya no se acuerdan o se agarraron de la resistencia y amor entre mujeres que había en casa, pero así solitas, en el patriarcado, no había condiciones para querer vivir en esta cuerpa violable, acosable, desechable.
