Nadie te va a escuchar

Nadie te va a escuchar, tu opinión no impone nada, pasamos desapercibidas como locas. Nadie nos va a escuchar, podemos gritar lo que queramos, no somos el poder patriarcal, ni el Estado, ni el capital, di lo que quieras sin temer ser impositiva, no hay impacto más que sostener el paso, no hay justicia más que la que soñamos, no emana imposición desde las que no sabemos si mañana tendremos días. Nadie nos va a escuchar, no marcamos el ritmo de la conversación, ni siquiera de las otras como nosotras, no hay un poder oculto tras nuestras letras, no hay coto de poder anhelado. Nadie nos va a escuchar, pero nos vigilan, quieren que no susurremos sobre la rebelión heredada, sobre los planes de acabarlos, sobre la lesbiandad. Nadie nos va a escuchar, pero nos estarán vigilando como a cada mujer nacida en el patriarcado, por eso ciframos el mensaje, aunque ellos lean, no entienden nada. Ninguno de ellos nos va a entender, solo nosotras, las que hayan llegado por acá en su camino, las que ya estén locas, las que tampoco nadie escucha más que nosotras. Nadie nos va a escuchar de todas formas más que las lesbianas enloquecidas de libertad, por eso escribimos, por eso hablamos, no hay ninguna palabra que vayamos a guardar temiendo nada. Ninguno de ellos podrá entender los mensajes ocultos aunque estén así de expuestos, solo tú lo entiendes, el entrelíneas, los cielos azules intensos, los rayos de sol quemándonos la cara, la risa de las amigas, las conversaciones sobre nuestras cuerpas, las vidas pasadas de todas las que fuimos y seremos nosotras, la rebelión de nuestras palabras donde habitan nuestras ancestras, por eso nos toca hablar y escribir lo que queramos, como queramos, cuando queramos, no hay nada qué perder.

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