Ay, amigas, tengan cuidado, establezcan sus límites. Luego por andar pensando que una es misógina por desconfiar, hay mujeres que roban aprovechándose de otras, así de robar dinero o pertenencias (o lo que puedan). Ya van varias historias que me cuentan de eso. También está la que aprovechándose de que las demás traen las defensas bajas, exigen atención y cuidados todo el tiempo con disfraz de «ética» y «reciprocidad». De corazona, establezcan límites. No podemos volvernos un nido de compañeras que no quieren hacer su chamba y quieren que otras se las hagamos o que paguemos por sus patriarcaladas. Si algo es recíproco, sucede en relaciones que no te cantan exigencia unilateral, es decir, donde no solo una habla y las otras escuchan, donde no solo una sufre y las otras deben atenderla y procurarla. Aguas. Si alguien está robando, díganlo, no se vale no alertar a la nueva incauta. Ya si no nos creen pues ya no es nuestro problema. El feminismo no puede ser un nido de condescendencia. Las quiero mucho. Establezcan sus límites. Escuchen a su cuerpa. No porque una esté desaprendiendo patriarcado significa que las otras estén en lo mismo, por mucho discurso que se manejen o historias requete muy emotivas que sepan contar.