Hay un ring imaginario entre nosotras, las que compartimos contexto inmediato para sobrevivir, y en el patriarcado aprendimos a subirnos e invitar a otras mujeres a pelear con nosotrAs. Se sube la estudianta que quiere demostrar a otra que es más lista. Se sube la compañera que quiere demostrar que es más flaca y más hermosa. Se sube la que quiere demostrar que ella se lleva mejor con hombres porque las mujeres son muy tontas. Casi siempre que ella se sube, hay alguna que acepta la invitación a subirse también y terminan lastimadas. En el feminismo pasa igual, cuando nosotras estamos en la rabia contra la violencia feminicida, alguna de nuestras amigas y conocidas antifeministas se subirá al ring para demostrar que estás equivocada, quiere demostrarlo para ahorrarse el trabajo de revisar su vida, así que ella dice: «no todos los hombres», «mi esposo lava trastes», «luego por qué las matan», «los hombres pueden ser mujeres». Ella se sube y te invita a subirte, quiere pelear y demostrarte que estás equivocada, pero puedes no hacerlo, puedes dejar clara tu postura sin subirte, decir con serenidad: «No estoy de acuerdo por esto, por esto y por lo otro, pero no voy a discutir, puedes pensártelo o no. Nos vemos al rato». Pero si tú te subes al ring, estás en el espacio de los hombres, así que dirás: «Hablas igual que los machos», «Estás diciendo estupideces», «Luchamos incluso para mujeres como tú», «estás toda #$41ja» en medio de palabras acaloradas y terminar muy dolida. Si tú te subes, ella se ahorra la reflexión, y tú te llevas un dolor de panza, ahórrate el mal trago, cuando tú te subes ella logra su cometido patriarcal: «ves, así se ponen las feminazis», «ves, es que no sabe escuchar», «ves, está traumada», no te subas, si te subes ella se ahorra pensarse, revisarse, analizar sus pasos, dile tu postura y dile que no discutirás, que ella puede pensárselo o no, es más, cuando ya estés cansada de la invitación que te hace para subirte al ring cada determinado tiempo, puedes solo decir «ya te dije mi postura», «eso es misoginia», o incluso callar cuando estás muy cansada de que ella venga a invitarte todos los días a subirte, ella sabe tu postura, ella cree que venciéndote puede callar sus voces internas, pero no las puede callar, incluso tu vocesita comienza a aparecer en su vida aunque tú no la pronuncies, ya sabe lo que piensas, incluso se adelanta aunque no estés ahí «ahorita Luisa diría que eso es machismo», pero tú ya no dices nada, quizá un «sí» descuidado y continúas con tu vida, sin dolor de panza, fortalecida de tus posturas, tan fortalecida que nadie te puede poner en duda porque sabes bien que esto es un patriarcado y que hay que luchar para vivir, empiezas a crear a lado de mujeres, ya renunciaste al ring y ella no tiene otra que enfrentarse a sí misma, le va a costar años, eso sí, pero así nos costó a nosotras, ¿no?, nos sigue costando.