Mujeres de Fuego

Las Mujeres de Fuego son aves sensibles y sabias, adentro de ellas habita una flama tibia a modo de oráculo, a través de éste pueden mirar y escuchar a mujeres ancestras. Son perceptivas y corporales, si la llama las sobrepasa, pueden incendiarse a sí mismas, esto es, o ser apasionadas en el arte hasta desvanecerse o apasionarse en el conflicto hasta destruirse, en lo general, son tranquilas y seguras de quiénes son, no les gusta la rigidez de la tierra, ni la inestabilidad del agua, pero el aire les encanta porque las anima a acrecentarse con rapidez. Las Mujeres de Fuego son templadas y constantes en sus impulsos, como fogatas con llamas subiendo y bajando todo el tiempo en un baile que lleva su gracia y su eternidad, hacen lo que quieren sin preguntarse por la opinión de las otras, tampoco miden mucho el peligro ni las consecuencias de sus actos, suelen vivir pensando en sí mismas, pero no quiere decir que no cuiden a las otras, es que las cuidan sin ceder alguna parte de lo que son; de todas formas, por el patriarcado, están trabajando no entregarse de más porque a veces se ponen el propósito de abrigar a la otra y saben que eso las termina por ahogar, por eso se tienen que recordar que su llama arde para sí mismas, y en consecuencia, pero no como objetivo, calienta a las otras. Las Mujeres de Fuego no sienten vergüenza, saben que sin la llama no hay vida, por lo que se contonean en sus propios caprichos y límites, como reinas sin corona en la fiesta del pueblo, la mayoría de las veces son tercas, pero valientes, las Fuego pueden cancelarte un plan cinco minutos antes porque el cielo se mira iracundo, porque olvidaron algo que debían hacer a la misma hora o porque hay una sensación que les avisa un deseo indispuesto, hay que saberlas escuchar porque son sabias, tomar sus presentimientos como avisos comunitarios. También hay que aprender a calentarse junto a ellas y dejarlas beber aire, no les gusta nada que las haga sentir que su llama se achica y a veces la presencia muy cerca de la otra, puede hacerlas sentir una amenaza. Por último, hay que decir que a las Mujeres de Fuego les gusta la atención, que pases junto a ellas y digas: ¡Qué bonita llama, qué bonito naranja, qué bonito esplendor!

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