Esta cuarentena le he hemos agarrado un gusto adictivo a los sopecitos, que yo los conozco como memelas, pero que sí son comidas distintas entre sí. Hemos estando comprando en la tortillería, les ponemos frijolitos, su cebollita y salsa y los agarramos de complemento para todo, para una ensalada, para un caldito de verduras, para todo. Lo que pasa –caigo recién en cuenta como quien ve pero no quiere ver– es que las memelitas nos recuerdan a mi abuela y a mi mamá, a quien hace unos meses no vemos, pero están aquí en nuestra comida por siempre forever.