Es mucha la misoginia de pensar, sentir y creer que las ancestras eran menos inteligentes, menos capaces y menos feministas. Es mucha la misoginia de pensar, sentir y creer que no hicieron lo suficiente para «educar de manera distinta» a los hombres. Es misógino pensar, sentir y creer que no quisieron un mejor mundo. También lo intentaron, también se esperanzaron en la nueva generación de varones y de nuevo vieron cómo esos hombres educados «de manera distinta» se convirtieron en feminicidas. Es simple: otros hombres los educaron, no ellas por mucho tiempo que pasaran a su lado. ¿Por qué se supone que a nosotras nos sucederá diferente? La receta patriarcal se sigue repitiendo, es tiempo de aprender de ellas, en lugar de creer que nosotras, quizá porque somos «más inteligentes o más capaces o más feministas», que no es verdad, cambiaremos con un poco de amor patriarcal a los hombres, nuestro propio sometimiento.
