Todas las mañanas mi hija sonríe, me sonríe, toca sus piecitos, mira sus manos y sigue sonriendo, a veces se carcajea, grita, vuelve a reír. La contemplo e imagino situaciones que no están aquí, pero me duelen de alguna forma: ¿Todas las bebas sonríen al despertar? ¿Las bebas que no son amadas también sonríen al despertar? ¿Las bebas que nadie quería traer le regalan sonrisas a sus mamás? ¿Cómo alguien no puede amar a una beba que le sonríe? ¿A dónde se van las sonrisas de las bebas que arrebatan de los brazos de sus mamás? No conozco algo más sagrado hasta hoy que la sonrisa de mi hija.