Hace unos días les escribía sobre el problema de idealizar en el feminismo, pero no me refería a lo que algunas compañeras tradujeron, algo así como «no idealicemos, todas nos equivocamos», pero entonces concluyeron: «no hay que criticar». Cuando nosotras dejamos de idealizar como enamoradas perdidas a movimientos y mujeres concretas, podemos mirar con ojos críticos lo que hacen, dejar de defender a capa y espada lo indefendible, repensar bien a bien nuestros pasos, dejar de poner corazón en donde hay uso de nosotras, reubicar nuestras energías para construir con aquellas donde hay reciprocidad y respeto, saber elegir con quién andar la lucha donde no te miran como carne de cañón, para eso nos ayuda no idealizar ¡para criticar!, sí, para generar crítica, análisis, propuestas, repensar acciones ¡para eso!, no para seguir encubriendo los negocios, reuniones, convenios, traiciones, chantajes, manipulaciones ajenas bajo el pretexto «no hay que criticar», «linchar», «analizar», «no idealicemos».
Por favor, no.
O peor aún, dicen algunas: «ella puede ser violenta, tu problema fue idealizarla», cómo creen que el problema es idealizarla y no que sea violenta, ¿qué es eso? ¿cómo llegan a justificar y justificar y justificar a quienes usan a otras?, justo no idealizar es para criticarrrrr, movernos de lugar, escapar de la cooptación, ¡sí a la crítica por siempre!
Las quiero.