Elementos para la amistad

La amistad no es cualquier cosa, la vida me ha enseñado a valorar la confianza, el respeto, la lealtad y la libertad, cuatro cosas que ya no están vigentes en el neoliberalismo. La primera vez que probé una amistad así, me sentía rara, acorralada, y no había nadie que me acorralara, y ninguna instrucción qué seguir, pero el respeto mutuo se siente a carga cuando estás acostumbrada a omitir las emociones de la otra o a omitirte a ti misma, pero si lo piensas mejor, ¿por qué harías algo que daña indirectamente a tu amiga? ¿Por qué harías algo que te daña a ti? No tiene sentido. Si alguien la ha lastimado y ella ha llorado, ¿por qué haría como que no me importa? Pero vivimos en tiempos posmo, eso está mal visto, fuimos educadas en un: «A mí no importa si te agredió un tipo, yo seguiré hablándole». La libertad también sabe rara cuando la comenzamos a probar en la colectividad, sobre todo por la imposición de competencia entre nosotras, a veces en la secundaria nos poníamos de acuerdo para no hablarle a otra o eras tú a la que no invitaban a la fiesta, a mí no me invitaban a ciertas cosas; y a veces con otras, guardábamos secretos ante otra, eso no era libertad sino coerción de grupo en la misoginia, al contrario, en la amistad cada una hace lo que se le cante pensando en sí, al mismo tiempo que en otras, qué rara es la libertad y la lealtad cuando hemos crecido posmo, ¿cómo es ser libre sin dañar a las otras? Al principio parece incompatible, como si cuidar de mí implicara siempre dañar a las otras, qué equivocadas estamos en el patriarcado. Para mí la respuesta es la amistad entre mujeres, la aventura de sumo respeto a mí y a otras, donde podemos crecer, alimentarnos, divertirnos, jugar bajo cielos soleados y entre árboles frescos, cada una a su tiempo, como cante la vida, en ritmos tan diferentes y tan armoniosos que parece que es lluvia de verano, de esa que no cae torrencial sino que viene y va según se junten las gotas.

Deja una respuesta