El punto de partida y de retorno es la ginosociedad. No hay manera de que logremos cuestionar e imaginar otra munda si partimos de la hipótesis de que los hombres estuvieron antes en las cuevas para protegernos, no fue así, no se les necesitó en ningún punto de la historia, el engaño patriarcal es creer que estuvimos “juntos”, lo que pasó fue lo contrario, estuvimos juntas, unidas, amándonos, creando, imaginando solo y exclusivamente entre nosotras, los partos ocurrían en tinas bajo la luna, donde estábamos todas para dar la bienvenida a la niña que aparecía entre el reflejo de la luz de un cielo estrellado, ahí estuvimos las mujeres queriéndonos, besándonos, cantándonos, creando palabras, canciones, cuentos, pintura… la lesbiana -que se mira en la historia de las mujeres- es el recuerdo de un pasado que no se fue, es el presente de la rebeldía, el retorno a la ginosociedad.