Hay una, de entre tantas metodologías enseñadas con violencia por los hombres/patriarcado, que consiste en buscar el camino más complicado, dañino y doloroso en una situación. Estas metodologías solo se enseñan a las mujeres, luego de violentarnos sistemáticamente, solemos aprender que «no es posible ni mereces estar bien»; sales a la calle y hay acoso; en casa, largas jornadas y violencia sexual; en la escuela o el trabajo te dicen que no eres suficiente; además, en las noticias todos los días se busca a mujeres desaparecidas, conoces el peligro latente de que sean tus amigas, tus hermanas, tu madre o tú la siguiente. Total que aprendemos que nuestra experiencia de ser mujeres es esto. Obviamente sabemos que esto no es vida y queremos liberarnos, por eso las mujeres huyen de sus hogares, realizan movilizaciones sociales e inician su alesbianamiento. A pesar de todo, a veces queda un resquicio de metodología patriarcal en nuestras vidas, que por cierto, es posible quitar. Cuando todo marcha en popa, incluso cuando todo parece acomodarse, vienen muchas manifestaciones de inseguridad que están cimbradas en una estructura patriarcal; sin embargo, las sentimos, según nos enseñó el neoliberalismo, como algo íntimo y personal que debe tener una raíz aislada del contexto social, político y económico, por ejemplo, eso que llaman «el síndrome de la impostora» o el «autoboicot» suele analizarse como un hobbie de la mujeres sin mirar que hay todo un sistema patriarcal que obliga a sentir esto o lo otro negándonos constantemente lugares de palabra. Me ha pasado que en periodos de libertad me he enredado en relaciones caóticas con gran componente de reclamos hacia mí y cada paso que daba; digamos, mi cuota de castigo estaba cumplida incluso en una relación con una otra. Me ha pasado también quedarme dormida o no llegar a ciertos lugares donde no creía que podía aportar algo porque sentía que sabía poco o nada según lo que yo misma he sentido por años en la jerarquía patriarcal, racista y clasista, o sea, tampoco me inventé la inseguridad, está resguardada en los sistemas sociales. Además de todo esto, he notado, que los grupos de mujeres que son magia y sabiduría, suelen ser el tropiezo -aprendido de los hombres/patriarcado- para otras. Por ejemplo, alguna llega a un grupo de mujeres donde la convivencia se sostiene desde el cuestionamiento constante, es tan potente lo que sucede, que no cumple con la cuota de violencia esperada o que les anunció el patriarcado, por lo que se buscan un conflicto a como dé lugar, incluso mienten o traicionan con tal de generarlo, romper el espacio, quebrar las relaciones a costa de mentiras, están buscando el camino más doloroso, como indica la metodología patriarcal para las mujeres, así se pueden ir con el pretexto perfecto de que las feministas/espaciosdemujeres/sonmalas/muymalas y entonces el patriarcado/capitalista/hiperindividualista es la solución, «yo mejor sola que con las otras, qué asco», algunas llegan hasta a disfrazarlo con palabras bonitas llenas de misoginia, sus letras se sienten a flores artificiales. Pienso muchas cosas, principalmente que no estaban listas para el espacio y que su misoginia se desbordó porque no se han mirado para adentro y mucho menos colectivamente; y ahora también creo que forma parte de eso que aprendimos para ponernos el pie enfrente.
