Deseo decembrino

Sueño que quien rumoree sobre los frutos de los árboles ajenos, sea motivo de alerta. Porque los árboles florecen con tiempo, sol, agua y tierra, porque los proyectos hechos desde abajo germinan, porque las malas lenguas, las habladurías no siembran nada, porque quien siempre tiene qué decir sobre el brillo de la otra, se condena a la sombra. Sueño que identifiquemos rumoreos y habladurías de quien está corroída por la envidia, para saber hacernos a un ladito del veneno y dejarlo pasar como caudal contaminado, lejos de nosotras. Sueño que por más que alguna se esfuerce en hablar mal de las mermeladas preparadas, de los vestidos confeccionados, de los poemas escritos, de las comidas horneadas por mujeres trabajadoras, inventando santo y seña de historias imposibles, con tal de que ni una sola de sus cenas sea vendida, ni las mermeladas, tampoco sus vestidos y que sus poemas no sean escuchados, podamos identificar el río entorpecido que acecha la siembra, desviemos su camino y dejemos que siga rumbo a su destino final. Sueño que nuestra intuición nos lleve a percibir la vida en las yemas de los dedos, en los latidos de corazón, en la textura de nuestra piel, en los tímpanos de nuestros oídos  y así no podamos confundir el ruido del drenaje con el sonido del mar.

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