Bichi y sus sueños

El otro día Bichi le pasó sus sueños a Lara al dormir juntas y Lara soñó que venía a casa un nuevo perrito que Bichi quería y Buñuelo no. Ayer pusimos la ofrenda con las amoras, hubo mucho papel picado y charlas pendientes. Los borrachos del edificio me han dicho -sin nadie preguntarles- que ellos llevan cincuenta años viviendo aquí, ¡a quién le importa! paso ignorándolos. Pienso que saben que su final está llegando y por eso rezan que tienen derecho de antigüedad, pero la tierra está dejando de ser de ellos, como una premonición de algo que es inevitable aunque aún nosotras no tengamos la esperanza de que suceda, pero ellos sí mucho temor. Las amoras han organizado comidas, reuniones, encuentros, nos vemos cotidianamente en este barrio que empezamos a ser nuestro, la lluvia cae cotidiana, hay charcos y por las noches aparece una suave neblina. Hay ropa amontonada que hay que lavar, trabajo pendiente, y reuniones sin descanso con otras mujeres. Hay revisiones, plazos, documentos, cuentas rojas, pero hay tranquilidad con pan.

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