Es muy interesante que muchas veces cuando escribo, decenas de mujeres creen que hablo de ellas con nombre y apellido, pero no tengo el gusto de conocerlas ni de recordarlas, ni de pensarlas como para ser mi inspiración. Es un halago que consideren que escribo para mujeres particulares con nombre y apellido que cada temporada se auto-adjudican la dedicatoria de mis textos, pero no estoy pensando en ustedas, lo lamento, pero si quieren pueden seguir imaginándolo, está bien, debo tener yo una sobrecapacidad de pensar en cada una de ustedas sin conocerlas, ni haberlas visto, ni estar en comunicación, ni tener una amistad, debo poseer una especie de tercer ojo que todo lo ve, pero no lo tengo, aunque si quieren sí pueden pensarme así, suena mágico, suena a que resuena lo que digo y me escuchan cerquita, si les hace bien esto, adelante; si no les hace bien, de verdad, no estoy pensando en nadie con nombre y apellido, pueden soltarme, no hay tercer ojo, no las estoy viendo. Abracitas.