Madres vs. feminismo

El otro día Ana Hernández dio al punto en el curso. Contó que al hablar de feminismo, su mamá se enojaba porque esas mujeres marchan desnudas, esas mujeres leen libros raros. Ana con los meses cambió y comenzó a decir: Pero mamá, yo soy feminista gracias a ti, a tu fuerza, a tus decisiones, a tu fortaleza, a tu inteligencia, a tus saberes. La mamá de Ana entonces dijo entre sonrisas que si eso era el feminismo, ella sí que lo era. Ana nos contaba eso y yo reflexionaba también el proceso con mi madre a la par. Fue así, exactamente como Ana hizo, primero la puse a competir con otras mujeres en mi clasismo universitario y misógino, por lo que ella dijo “no soy eso”, luego tuve que repensar, re-sentir, re-plantarme en la Tierra, dejar de discutir, calmar mi corazón, rehacer mi munda, tranquilizarme, regresar: Mamá, en realidad tú me enseñaste todo eso y mi mamá también asintió: Si es así, también soy feminista. Oye ma, le digo a veces, ¿qué se siente solo haber parido lesbianas? Se siente bien, cómo se va a sentir.
Re-conocernos, eso es.

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