Admitir que existe un exterminio a las mujeres sobre el que se funda y refuncionaliza el patriarcado no implica negar al mismo tiempo que se ha resistido y creado tanto como es posible aún imaginar. Hemos creado tanto como hemos podido. Creado vida, creado munda, creado emociones que no estaban prescritas.
Ante el exterminio, quienes no viven la pena de sobrevivir a feminicidios nos piden no luchar, quedarnos al margen con la etiqueta de intelectuales o iluminadas, como el patriarcado prescribió para las resistentes: la indefensión y la colaboración.
Para las que han tenido que enfrentar la misoginia feminicida para seguir respirando, enfrentarse y luchar es la base principal sobre la que se cuece la libertad.
Las madres arrebatando a los prostíbulos a las hijas robadas con la fuerza de sus piernas. Las mujeres que con mordidas y navajas de poca monta salvaron el pellejo ante el feminicida.
Luchar como enfrentamiento no es una decisión que esté bajo la lupa de una decisión. Las mujeres latinoamericanas oprimidas por tanto racismo y patriarcado, saben que sacar los colmillos no es un acto «masculino» como miran los hombres, sino la recuperación feroz de su cuerpa que quieren arrebatarle, pero no pueden porque hemos creado tanta munda como hemos podido, por eso sabemos que este mundo es de ellos no nuestro, por eso podemos recordar nuestra historia de mujeres.
Me preocupa un feminismo institucional que mientras cuenta feminicidios impulsa la política trans, de gestación subrogada y prostitución, para el exterminio de mujeres. Pero también me preocupa un feminismo autodenominado radical que sigue pensando que luchar es a modo de los hombres: volverse ellos.
Cuando las hijas son arrebatadas de sus madres por los proxenetas. Cuando las mujeres no están volviendo más a casa. Lo que nos piden es ¿indefensión patriarcal? Qué falta de vida, ponernos a salvo implica necesariamente luchar. Sin pedir permiso ni favor, salir de las manos feminicidas que rodean nuestros cuellos, para poder volver con las mujeres, seguir construyendo la munda.