Sí existe

Todas las mujeres fuimos educadas en el sistema patriarcal. En ese sistema nos enseñaron que cuando un hombre es denunciado por mujeres, “hay que esperar la otra versión”, o sea, la del acusado, después hay todo un protocolo aprendido de arropamiento del agresor, “es que conmigo no es así”, “es que esa mujer está loca y está inventando”, “es que él se sentía mal”. Pasa con el feminismo que si no te detienes, vuelves a hacer lo mismo, incluso entre nosotras, por ejemplo, cuando una mujer es denunciada, la empatía no es hacia la denunciante sino a la denunciada, se despliegan una serie de redes de protección y arropamiento a la denunciada y a la denunciante se le desecha de los círculos feministas. ¿Las mujeres violentan? Claro. ¿Igual que los hombres? No. ¿Por eso hay que callar esa violencia? Tampoco. Hace algunos años las cuirs y posmos presentaron este caso: http://www.la-critica.org/expediente-gozadera/
Una de ellas agredió sexualmente a otra, la afectada denunció y lo que sucedió es que las posmos desplegaron un arropamiento hacia la acusada y se desechó a la denunciante. Incluso llegaron a decir cosas de un calibre como que había que «carearlas», que se encontraran ambas partes, «hablar», ¿como por qué haríamos eso con una mujer violentada por otra? ¿aquí ya se nos olvidó todo lo que analizamos desde el feminismo?, ¿se nos olvidó que la última palabra es de la víctima y lo que ella requiere? ¿o como es mujer sí se vale pasar sobre ella varias veces y forzarla a hablar con quien la violentó? ¿Vamos a decidir por ella porque su agresora era mujer también? ¿Desde cuándo hacemos eso? Bien, si su feminismo «radical» opera exactamente igual, hay que replantearse cantidad de cosas ¡Cantidad! Porque amiga, estás reproduciendo lo que nos enseñaron: dudar de la víctima, o ¿por qué de las dos mujeres involucradas prefieres pensar en la acusada? Muchísimo qué reflexionar, de verdad, es un tema profundo que requiere su tiempo.

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