Una compañera me regaló un escrito, no diré su nombre porque no tengo su permiso, pero les quiero contar lo que ella me regaló como reflexión, de manera muy escueta porque ella profundizó mucho más pero no me compete a mí abordar toda su potencia porque no soy la autora, me dijo –a propósito de lo que aprendió a su vez de las Vulveidad– que el sentir es evidencia, nuestros sentires, nuestras sensaciones, lo que una siente al ver, leer, escuchar, nos están contando cosas, sobre todo para discernir quién es quién cuando hay confusión. Me han dicho varias compañeras que cuando leen textos de mujeres misóginas o las escuchan o están junto a ellas, la sensación es pesadez y culpa las invade, algunas más agregan que se sienten sin rumbo y desesperanzadas, eso es evidencia, hay que hacer caso de nosotras, si al estar cerca de alguien su volcán de la misoginia está erupcionando sin cesar, eso nos va a afectar de manera hasta física, podríamos sentirnos cabizbajas, sin esperanza, con problemas para dormir, pero hay que analizar desde dónde me siento así, puede ser que una se esté reflejando en esa misoginia, es decir, tu misoginia está conectando con esa misoginia del escrito, de la charla o de la canción, en ese caso, es una aviso de ir hacia adentro de ti, de averiguar lo que puesto en otra y no en ti, se dimensiona mejor en la misoginia. Pero también puede ser que no te sientas reflejada en eso, por lo que se siente a malestar desde adentro, como un desmayo lento, pero le das validez a ese texto, charla o canción porque le apuestas por las mujeres, sin embargo, te estás forzando a reflejarte en el veneno ajeno, y eso duele, como si fuera ácido, quieres buscar en ti dónde está ese reflejo porque quieres empatizar, pero no encuentras ácido y tu cuerpo es como si se forzar a producirlo, pero eso duele muchísimo, cómo vas a producir ácido si tú no eres ácido, esto desconsuela, es más, hasta afirmas que también eres ácido con tal de encontrarlo, de empatizar con eso que parece dolor de la otra, pero pueda ser que trates de conectar con su misoginia y esto no es sano, en ningún plano porque eso no eres tú. En este patriarcado tan sofisticado, esto es un consejo de vida, qué se refleja en ti, para echarte un clavado, y también, porque no todo debe ser reflejo, menos la misoginia, y por tanto, cómo te pones a salvo en lo que lees, escuchas y de quién estás cerca.
