Casi siempre, en el curso de feminismo, las mujeres de estas regiones en la Abya Yala, ponemos separatismo en donde no lo hay. Por ejemplo, cuando leemos una propuesta feminista latinoamericana, entendemos mil quinientas cosas de nuestra vida, pero luego -para decepción de todas- comprobamos que ellas concluyeron que su lucha era mixta y que siempre sí alaban hombres. ¿Qué pasó que no entendí eso?, se preguntan acongojadas cuando revisamos la teoría, la información, los relatos, las biografías, las entrevistas, los encuentros. Lo que pasó es que tú pusiste contenido en donde no lo había y eso es maravilloso. Entendiste la propuesta desde tu historia, por eso el separatismo lo pusiste tú, desde tus ancestras y tus saberes cotidianos. No es que estés leyendo mal (bueno, sí, porque muchas autoras son profundamente heterosexuales, tanto que alaban a lo trans en nombre del antirracismo), sucede que estás encontrando tus propias raíces, por eso pones contenido donde no lo hay, pero reconoce, ese contenido ya es tuyo, es de todas, nosotras fuimos criadas por mujeres ávidas de separatismo ginocéntrico, nuestras madres, abuelas, hermanas, por eso lo vemos en todo, por eso apostamos por la lesbiandad, por eso el lesbofeminismo floreció debajo del mundo.
