El feminismo no es sobre odiar a los hombres pero en el camino es imposible no hacerlo, aunque eso no significa centrarse en ellos sino retirar cualquier resquicio de respeto o amor a opresores. Y si no son tus enemigos aún, habría que preguntarse por qué al violador de otra lo sigues llamando «compañero» o «amigo». Por qué al explotador de otra aún le arropas, pero no a la mujer que decides no escuchar. ¿Hasta donde llega tu amor a otras mujeres? ¿Es solo un pin o es tu apuesta de vida? Eso solo lo sabes tú.
