Me sentí enferma esta mañana. Dolor de cabeza, sensación de gripe y sensación de infección estomacal. Estoy estable, no ha aparecido la gripe ni la infección. Dormí todo el día por periodos y ahora tengo un antojo gigante de los postres que pasan a gritonear en las ventanas de los edificios: Pay de queso, pastel de tres leches, chocoflan, pingüinos caseros, pay de fressssssa. ¿Han escuchado cómo la palabra «fresa» es por sí misma deliciosa? Una puede sentir la deliciosez de la fruta con solo escucharla. Eso me fascina, que nunca he visto la cara de quienes gritan, pero la señora y una niña casi lo cantan: pay de fresssssa, qué deliciosa palabra, ¿cómo odiar a quien te grita una palabra tan hermosa por la tarde y entre sueños?, quiero lo que venden, pero ya se fueron, hace horas, la palabra chocolate también es increíble, choco… qué placer, qué entrañable, pero son los sabores que el capitalismo determinó que nos gustaran, ¡ya ni modo!, qué bellas son las palabras, qué bueno es estar viva y saber hablar, las palabras las inventaron las mujeres, las recetas también, pay de fresa, pay de piña, creo que no estoy enferma más.