Ya no alcanzaron a llegar varias, el reloj avanzó y se quedaron pasmadas como recuerdos. Ya está sucediendo lo que planeé por años. Ya no hay esperas ni miedos. Se coló de último momento una mujer a la que me gusta besar como quien roba una manzana de un árbol y ella me besa de vuelta dándole sentido a lo que antes creí absurdo. Alcanzó a llegar una pandilla de mujeres separatistas, las que siempre han estado, desde mi madre, la más poderosa, hasta mis viejas amigas, luces de la tarde. Llegó el presente con dos perros guardianes, con mi sabia gata y mis plantas que resisten a la muerte. Llegó con mi cama individual, mis tareas de las maestrías, la luz amarilla de noche, las carreteras que aparecen bajo los pedales. Alcanzan a llegar mis textos a medio escribir, mi blog, mi dolor de columna, mis sueños, mis lágrimas, mis silencios, mis garras. Se me revuelve la vida, soy todas las que fui a la vez y me despido de ellas, mi pelaje va renovándose y siento un océano en mi pecho.