Suelo sentirme llena conmigo misma. Satisfecha como cuando comes mucho de algo delicioso y podrías comer un postre más pero si lo comes te vas a dormir y ahora no puedes dormir porque faltan horas para llegar a una camita. Así me siento, repleta, como ballena que le quedan energías para saltar, como jugo de fruta lleno de pulpa, llenita de mí, llena de ruido y de mi silencio. Eso no quiere decir que no ame conocer mujeres o convivir, amo conocer mujeres y convivir con mujeres. Lo disfruto mucho. Y disfruto también estar conmigo misma. Con mi ruido, con el sonido de mi respiración. Amo que me compartan su vida ratos y amo compartirme también. No creo que alguiena esté obligada a quererme ni creo que debo estar obligada a querer a alguiena. Creo que una se comparte con el compromiso de no querer dañar a la otra, respetando sus plazos. Creo en eso, en la intuición. El otro día una muchacha se nos acercó a Camila y a mí, mientras nos abrazábamos, nos preguntó si íbamos también a otro lugar, la vimos preocupada y la invitamos a irnos todas en taxi, ella nos contó que venía de otro estado y estaba perdida, la dejamos en su destino que era también el nuestro. ¿Viste cómo se nos acercó?, ella confió en su instinto de supervivencia, sabía con su cuerpa que no le haríamos daño y nosotras respondimos, se nos fue pegando y nos hizo plática, como que sin querer pero no podía dejar de estar cerca de nosotras. Tienes que confiar en tu cuerpa, Camila, te va avisando en quién confiar y en quien no. Una vez Rakel nos contó eso, que la única forma de sobrevivir andando en bicileta sola por las carreteras es confiar en tu instinto, hueles el peligro, hueles la confianza, no te queda de otra, te haces experta en detectar tu cuerpa, no las mentiras del patriarcado, tu cuerpa lésbica. Así creo que es el amor entre mujeres, nos avisa con quiénes confiar, de dónde irnos y por donde continuar. También nos avisa cuando hay que disfrutarnos como comida deliciosa que nos deja satisfechas y cuando hay que acurrucarnos con otras. El problema es que esto está debajo de un montón de capas de patriarcado, pero sí podemos llegar a nuestro relleno chicloso de amor entre mujeres, a nuestro centro lésbico, a nuestro clítoris de corazón.
