Mi clítoris, vulva, vagina, útero, ovarios, menstruación…son tierra y está hilada con la tierra de otras mujeres. Provenimos de los mares, de los montes, cerros, desiertos y selvas, somos la tierra, quiero decir, somos la comunidad de mujeres, la comunidad originaria de mujeres cuyo eje la vida y la lesbiandad, sembraron de verde todo el planeta. Antes de que los opresores, porque eso son los violadores y feminicidas, destruyeran cada rincón de vida, o creyeran que lo hacían, porque nosotras seguimos creando vida contra todo lo establecido, a pesar de ellos, muchas veces riéndonos en sus caras. Platicamos entre nosotras para recordarnos que somos tierra, mar, monte, árbol, viento, que la tierra es nuestra porque somos nosotras, que los opresores, porque eso son los violadores y feminicidas, tienen los días contados. Platicamos entre nosotras para aprendernos a defender, para recordarnos la fuerza que hace posible que una mujer abandone a su violador que la esposó con cuentos de «amor», nos acurrucarnos en grupos de mujeres, imaginamos juntas todo lo que aún falta por vivir. No vamos a afirmar que los violadores y feminicidas son parte de nosotras porque respetamos nuestra vida y la vida de las mujeres asesinadas, no educamos nuevitos violadores engañadas en que no lo serán, no amamos nuevitos feminicidas ni con sus mantos de bebé, en cambio, estamos reencontrándonos con la comunidad de mujeres porque de ahí provenimos, de la vida, del diálogo con las bebas, niñas, con las jóvenas, con las más adultas. Somos clítoris, vulva, vagina, útero, ovarios, menstruación, embarazos y abortos porque nuestra cuerpa es el eje mismo de todo el universo, nuestra cuerpa es la tierra, los oceános y el cielo.