Todo regresa y refresca

Últimamente soy más sensible a la energía entre mujeres. Veo bien cuando una acción mal intencionada que sale sobrando se me regresa por torpe o por apresurada o porque es un exceso de atención a lo que no debería. Por ejemplo cuando tomo un pedazo de postre que no es mío o cuando me adelanto ventajosamente a agandallar un poco de sombra bajo el sol. Enseguida tropiezo, enseguida se me cae el postre robado, me río. Cada vez soy más sensible a la mierda de la gente, se acercan, comen incluso algunas de aquí, ocurre un intercambio justo, pero viene la misoginia, la difamación, la invención de mentiras porque el patriarcado es así, se trata de odiar a quien te ayudó, más si es otra mujer, antes me sentía desamparada con respecto a otras mujeres (algunas poquitas), hoy confío en que se les regresa ese exceso de atención en dañar, sí por la magia, pero también por simple lógica, la atención que enfocas en dañar en lugar de atenderte a ti, tiene repercusiones, así que sin prisa, sé que habrá justicia cuando se trata de otras, se lo dejo al orden de la munda, ya suficiente tiene cada una con sus problemas. Ahora comprendo dos bases: construir y defenderse. Si me enfoco en construir y si alzo la voz porque quieren sumisa, el equilibrio está en orden. Si esa gente quiere dañarme, lo tendrán de vuelta porque el tiempo que no se dedican es tiempo que no vuelve a ellas, ni siquiera se necesita más que esquivar el golpe y mirar cómo se les regresa. No se trata de callar o dejarse dañar, no me malentiendan, se trata de entender que defenderse no es hacer daño, en cambio, es devolver lo que no nos pertenece: no somos la mierda que la gente deposita en nosotras. Tardé años, pero recién aprendí que con la fuerza con la que te quieren dañar, es con ese desperdicio de fuerza con la que puedes defenderte, como un arte marcial, una redirecciona lo que le imputan y lo devuelve, porque una no es eso, una es lo que siembra y ese daño no es una, pero ya que viene el golpe, lo regresas y te defiendes con ese mismo desperdicio de energía ajena. Y eso es indispensable: defenderse y seguir alegres. Defenderse porque de eso está hecha nuestra dignidad. Defenderse y aprender a atacar sin que eso nos destruya porque eso es lo que quieren quienes tienen la misoginia como bandera. Construyamos, sembremos, quedémonos con las mujeres en quienes confiamos, con las que no corren mentiras sobre nosotras, con las que también nos aman, con las que no nos miden con otras mujeres, con las eligen sinceridad por encima de jerarquías rancias, atrevámonos a crearrr que el tiempo es poco. Las quiero.

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