Recuerdos exactos

Hay días en que me siento triste o miedosa inexplicablemente, esas mañanas el Google Photos me trae mis recuerdos de hace 4, 3, 2 años y entiendo. Mi cuerpa tiene la exactitud de un reloj. Estoy segura de que nos pasa a todas. A veces también vienen pesadillas y diálogos como si se tratara de escenas de un documental. En algún punto el ciclo se rompe, los nuevos recuerdos sustituyen a los otros. Por ejemplo, algunos viernes ya me saben al parque de las fuentes bailarinas, un lugar nuevo para mí con olor a duraznos. Hay otros días más nuevos, no saben a nada, son frescos, sin recuerdos, no hay nada atrás ni adelante, hay vida corriendo, esos días tienen mucho color y mucha fruta. Cuando vienen días pasados que se quedaron estancados en la máquina del tiempo, los recibo, a veces me molesta, a veces con impotencia: A ver, dime, pasado, qué vienes a hacer aquí, ¿este diálogo? ¿qué más? bueno, pasa por aquí, pero durarás tan poco como yo quiera. Otras más esos recuerdos los añoro, que se queden esos días, esos diálogos, esos momentos que ya no están más y que me formaron hasta ser esta que soy, entonces se van pronto, apenas un aliento de la vida. Me gustan más los días nuevos, no hay nada atrás, casi no hay nada adelante, apenas un deseo que viene a mí cuando cierro los ojos, hay cielos azules y mucha amora de las mujeres que amo, sonrientes y espléndidas me esperan para dar un paseo en un día caluroso.

Deja una respuesta