Tenemos que preguntarnos más todo. La historia se repite en ciclos, el movimiento de mujeres es cooptado, nos destazan con sus políticas y se disfrazan a su vez de nosotras, para que no sospechemos. Para eso es que tenemos que mirarnos a los ojos, escuchar la historia de las que nos antecedieron, aprender de ellas cuáles son los golpes que enfrentaron, la precarización que arreció cada vez más, las que se disfrazaron de nosotras para entregarnos, para que la siguiente vez esquivemos el golpe, tenemos que aprender cómo clavan el aguijón para adelantarnos, quitarnos, correr, poner a otros hombres ahí, ¡que sean ellos los que se acaben entre ellos! sin mayor esfuerzo de nosotras. Para eso requerimos repensarnos, para eso necesitamos no actuar a lo loco, para eso necesitamos no autoengañarnos con falsas puertas, para eso debemos dejar de confiar en héroas de ocasión. Ante la urgencia, profundidad, ante la urgencia, escucha, ante la urgencia, la calma de negarse a entrar en el corral, no es quién atiende más la urgencia, es quién sabe para quién está trabajando, y si aún no lo sabes, detente, mira, escucha, abraza a tu madre, a tu amiga, a tu hermana, a tu hija, a la amora, encuentra la claridad de saber que no vas por el camino que nos entrega a los asesinos.