El acoso en México tiene una relación con la disponibilidad de mujeres, quiero decir, con la disponibilidad de trata en esta región empobrecida. Todas las mujeres, sobre todo estas que caminamos por el metro, por las calles, por los campos, somos potencialmente tratables: en el matrimonio y en el prostíbulo. Por eso los comentarios que se reciben tienen ese calibre, apenas lo que nos distingue unas a otras, es una invisible red de mujeres que nos sostienen. Claro que el mercado exige mujeres jóvenes, las más adultas sirven para otras cosas, pero en el mismo circuito de trata: cuidar, atender, servir. Las mujeres en otros lados, me han contado las que viajan por regiones del norte, no reciben esos comentarios ni con esa frecuencia, no porque sean un país de «avanzada» o porque haya «mejor educación», es una cuestión de mercado, esas calles grises del norte no son el mercado más barato, el mercado está en el sur, acá pueden comprar una mujer por unos pesos y asesinarlas por diversión. Eso es el patriarcado racista y colonial.